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10 Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te acordaste de la Roca de tu fortaleza. Por eso, aunque siembras plantas deleitosas y plantas vides importadas, 11 y en el día que las plantas las haces crecer y haces que su semilla florezca a la mañana siguiente; sin embargo, la cosecha se esfumará en el día de la enfermedad y del dolor incurable.

12 ¡Ay del tumulto de los muchos pueblos que rugen como el rugido del mar! El bullicio de las naciones resuena como el bullicio de las aguas impetuosas.

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